viernes, 15 de marzo de 2013

O, Donnell, 33



En O,Donnell nº 33, semiesquina a Narváez, se yergue airoso y elegante uno de los edificios más interesantes de la arquitectura madrileña de los años cincuenta.
Fue construido en 1958 por Antonio Lamela.


Metal, piedra, gresite y ladrillo se combinan magistralmente para crear uno de los mejores edificios de esa década dorada del diseño.


Lamela no lo tenía fácil, ya que el solar de forma trapezoidal apenas poseía 10,9 metros de ancho; pero él logra aumentar la línea de fachada a 24 metros retranqueándolo en forma de Z.


Fue el primer edificio que tuvo una fachada suspendida.
La carpintería de aluminio, pese a ser novedosa en este edificio, no puede llegar a la belleza de la madera o el acero.


Dotado de unas terrazas estupendas y un portal que hizo escuela, nos sorprende un elemento precioso como  los gresites.


Los gresites verdosos hubo que importarlos de Italia, y vinieron junto con los técnicos que sabían instalarlos.
La belleza de la cerámica en las fachadas es incuestionable, lástima que los arquitectos actuales se hayan olvidado de ella.


Lamela hizo obras geniales, como el aeropuerto de Barajas, y otras no tan acertadas como las torres de Colón. Entre todas destaca la casa de O´Donnell nº 33.

Fotos color: Carlos Osorio
Foto B/N: Estudio Lamela
Datos: Guía del COAM y El Mundo

6 comentarios:

Antonio Iraizoz dijo...

Hola Carlos,
Si que es un edificio modernísimo y bien resuelto. Casi enfrente está el edificio de su estudio, más sobrio pero con detalles muy singulares en el portal.
Las fotos son fantásticas.
Un abrazo

Carlos Osorio. dijo...

Un abrazo, arquitecto!

lasideasderodi dijo...

Lamela es otro de los maestros de la arquitectura española. Mira que las torres Colón sí me parecen acertadas, no me convence el posterior añadido del "caperuzón verde" si mal no recuerdo de final de los 80; el proyecto fue innovador ya en su época. Lo que dices de la cerámica es una verdad como un edificio.
Un saludo y buen fin de semana.

Carlos Osorio. dijo...

Hola, Rody, gracias por tus palabras, yo no entiendo gran cosa de arquitectura, pero creo que esas torres de Colón harían mejor papel en una zona nueva de la ciudad.

lasideasderodi dijo...

Hola Carlos, la sensibilidad puede suplir al conocimiento, no hace falta saber de arquitectura para que un edificio impresione algo más que la retina. El entorno no acompaña, esas manzanas del Paseo de la Castellana, al igual que lo que se une con el Paseo de Recoletos ha sido muy "castigado", por ejemplo con un gran hotel o el complejo donde está el Museo de Cera. Es una pena ver cómo se han ido derribando todos los palacetes del Paseo de la Castellana y algunos eran verdaderas obras de arte y lo que luego se ha puesto en su lugar...sin comentarios.
Un saludo

Carlos Osorio. dijo...

Sabia reflexión de una observadora culta y sensible, si hubiera muchois observadores así la ciudad sería más habitable.