lunes, 13 de septiembre de 2010

Las Corralas

Las corralas: edificios genuinamente madrileños.


Las corralas o casa de corredor son edificios populares dispuestos en torno a un patio central alargado, a cuyas viviendas, de pequeño tamaño, se accede por corredores abiertos que dan a dicho patio.
Parece ser que el antecedente más próximo de las corralas serían unas casas con corral o patio de tiempos de los romanos y de los árabes, y es muy posible que se construyesen edificios similares en la antigua Mesopotamia. También estarían emparentadas con los qurralat de los judíos. En el Madrid de los siglos XVI y XVII, con la llegada de una numerosa población atraída por el establecimiento de la Corte, se construyen las primeras corralas conocidas, cuya misión era dar cabida a las gentes sencillas que llegaban a la capital.
Fue en el XVI cuando algunas casas de corredor se alquilan a las cofradías para representar obras de teatro. Surgen corrales como los del Príncipe y La Cruz.
La construcción de las corralas se generaliza durante el siglo XIX para absorber la fuerte inmigración que llega del campo. Es entonces cuando las corralas ganan altura a consecuencia de la especulación, llegando a tener hasta 9 alturas. Benito Pérez Galdós, en su novela Fortunata y jacinta, describe con todo detalle la vida en las corralas de Lavapiés.
Como decía, la corrala es un tipo de vivienda muy característico de Madrid. En la península ibérica sólo hay otros dos modelos de cierta similitud: los corrales de vecinos en Sevilla (de origen musulmán, tristemente derribados en los años 70)  y las ilhas en Oporto (curiosamente, estas últimas tienen el mismo nombre que unos bloques de pisos del tiempo de los romanos: las ínsulas).
En la comunidad de Madrid, las corralas abundan en el casco antiguo de Aranjuez, aunque muchas se han perdido. La influencia de la vivienda popular madrileña llegó a América y  creó las “vecindades” de México, las “quintas” de Venezuela, y los conventillos de Chile y de Buenos Aires.

En las corralas madrileñas del siglo XIX . el hacinamiento de las familias obreras era la tónica general. Los habitáculos constaban de dos habitaciones, con una superficie total que solía ser inferior a los 20 metros cuadrados. El retrete estaba al final del patio y era común para los vecinos de cada planta.
Debido a la deficiente edificación y al mínimo grosor de los tabiques, la intimidad no era una cuestión fácil; sin embargo, las horas de siesta y de sueño se respetaban al máximo. La falta de privacidad podía ser un inconveniente, pero estaba compensada por la solidaridad entre los vecinos. Generalmente, los vecinos se conocían y se prestaban ayuda cuando la necesitaban.
Contra lo que puede pensarse, las corralas no eran edificios especialmente calurosos, ya que la particular disposición de patio y corredores hacía que el calor se suavizara un poco y corriese siempre algo de brisa. En el invierno, el frío también se atempera un poco.

Pese a la importancia incuestionable de este modelo de edificación autóctono, netamente madrileño, no existe hasta la fecha ningún estudio en profundidad sobre las corralas madrileñas. Tampoco está completo el censo de las mismas. Se calcula que puede haber en Madrid unas cuatrocientas corralas.
El desinterés de las diferentes administraciones hacia este modelo de arquitectura popular tuvo un momento feliz cuando, en época de Tierno Galván, las corralas se declararon edificios protegidos.

Las zonas donde más corralas nos quedan son Lavapiés y Embajadores, aunque también quedan casas de corredor en Arganzuela, Tetuán, Chamberí, Maravillas, Carabanchel, Latina y Vallecas.
La corrala más conocida de Madrid es la de la calle Sombrerete esquina a Mesón de Paredes, edificada en 1839, que es visible desde el exterior al haber perdido una parte del edificio. Son muy representativas las de Miguel Servet (hecha en 1749), la de Rollo nº 7 (posiblemente la más veterana, del año 1724), y las de la Ribera de Curtidores.


fotos Carlos Osorio.

Fuentes:

-HAUSER, Philip “Madrid desde el punto de vista médico social. 1902” Editora Nacional.
-RODRIGUEZ, Maite. “Arquitectura tradicional” Ediciones La Librería.
-OLIVER, Miguel. “Recuperar las corralas” Revista de Arquitectura Técnica” 2004.
-CARUNCHO. Luis. “Noticia de las corralas de Madrid”. Imprenta Municipal.
“Las siete vidas de las corralas” Diario EL Mundo. 24-10-2008. Laura Caso y Laura Sanz.
-“Las corralas de Madrid” Diego Tejada Llana.
-Fuentes propias.

10 comentarios:

Esetena dijo...

Fascinante!! Felicidades por este completo artículo, tan bien documentado y con tantas aportaciones.

Mercedes dijo...

Precioso reportaje, para guardar, ¡muchas gracias Carlos!

Joseluis dijo...

Querido Carlos. Sabes que soy muy poco dado a comentarios. Pero con este artículo sobre las corralas me has tocado la fibra. Yo he vivido toda mi infancia, adolescencia y parte mi juventud en una corrala. Por motivos profesionales he visto muchas corralas, pero ninguna tan grande y bonita como la "mía". Está situada en la calle Luis Villa nº 3, esta calle entronca con Hermosilla casi donde se encuentra con Doctor Esquerdo. Se da la circunstancia que en esta corrala hemos vivido 4 generaciones de la familia paterna, y en el nº 6 existe otra, muy reformada, donde vivió mi abuela. Ahora ambas corralas no son lo que eran y sus habitantes tampoco, no disfrutan del patio ni de los corredores.

Carlos Osorio. dijo...

Gracias por vuestros comentarios, Jesís, Mercedes y Jose Luis. Compartimos la fascinación por los edificios con encanto y con historia.

Rafael Huertas dijo...

Yo naci y vivi en la Corrala de la calle Luis Villa 3, tanto mis abuelos matenrnos como paternos tambien vivieron alli

Anónimo dijo...

Yo soy joven, y ni siquiera soy de madrid, nunca he visto una corrala excepto en "manos a la obra" o manolo y compañia XD

Pero he de decir que me parecen unos edificios preciosos, no se me da la sensacion de que se conoce mejor a los vecinos, es un ambiente mas calido que en un piso, y que los patios tienen que estar genial para hacer vida social con los vecinos. Es una pena que no haya mas edificios asi. Un saludo

Carlos Osorio. dijo...

Yo creo que algún arquitecto podría tomar nota de que hay gente joven a la que le interesa este tipo de edificio, por su estética y por su carácter sociable.

Maria dijo...

SI, las corralas interesan, pero solo sobre el papel, porque cuando se diseña alguna nueva, y se hace. Es dificil venderlas y casi hay que meterlas con calzador, o peor aun, terminan reformando el edificio y los propios vecinos se niegan a usarlas como tal. Véase la reinterpretación de corrala que hay en el Pau de Vallecas, frente a uno de los eco arboles del Ecobulevar... en pleno litigio por la ineficacia de la corrala actual.

DRZ arquit dijo...

Fantástico artículo con numerosas referencias. Una puerta sugerente para continuar en el conocimiento de estos singulares edificios y lo que dentro de ellos sucede. Muchas gracias "Caminando por Madrid".

vicente flores vfloresrcasa@telefonica.net dijo...

conoci en los años 50 una corrala ubicada en la calle del Aguila, en los últimos números pares de aquella época, hoy dia todos desaparecidos, de la que me gustaría tener referencias pues mis recuerdos de ella son de pesadilla