martes, 11 de diciembre de 2012

El búnker y la arquitectura contemporánea




Lo llaman minimalismo, líneas puras, simplicidad conceptual...pero yo cada vez veo un mayor parecido entre cierta arquitectura contemporánea y....¡¡los búnkeres!!



Atrás quedan aquellos tiempos casposos y obsoletos en que los arquitectos tomaban como modelos los palacios, las catedrales y las obras de arte.


Hoy, todo nuevo rico que se precie, empezando por los futbolistas, encarga al arquitecto de moda que le haga un búnker.


El arquitecto-de-moda, encantadísimo, tira de hormigón armado (doblemente armado tratándose de un búnker) y hace un paralelepípedo con las correspondientes troneras.


Y es que la modernidad ha sido siempre el negocio mejor pensado.


Y si alguien se muestra reticente, es que es un inculto.


Hasta la iglesia se apunta al búnker
(arriba, iglesia en el barrio del Pilar)



Estoy tan fasssscinado con esta aquitectura tan cooooollll...


(¡anda, mira, la casa del Ronaldo!)

...que no sé si encargar yo también un búnker contemporáneo...


Pero con cañones y ametralladoras. Así cuando venga el arquitecto-de-moda a cobrar...



11 comentarios:

Antonio Iraizoz dijo...

Hola Carlos,
A mi me dice poco el arquitecto de moda pero me pareció muy coherente su negativa a proyectar, esta vez a Zidane, un palacete afrancesado con mansardas. ¡Y habrá quien se lo proyecte estando en el S. XXI!. Un detalle que es importante aclarar: Los arquitectos no son, normalmente, los constructores. Proyectan lo que el cliente quiere y están de su lado ante el constructor.
Un abrazo.

Carlos Osorio. dijo...

Hola, Antonio, gracias por tu opinión fundamentada. Bueno, ya sabes que yo no rechazo la arquitectura contemporánea, hay muchas cosas que me gustan, otras no tanto, el caso es que a veces me carga un poco que nos presenten como lo más de lo más cosas que, sin dejar de tener un diseño aceptable, son bastante simples, cuando no simplonas. Mi humorada va contra ciertos excesos y certos endiosamientos.

Joseluis dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con Antonio. El arquitecto proyecta lo que el cliente quiere.
Se de tu gusto por la arquitectura moderna, por la buena arquitectura moderna. Pero me reconoceras que no toda la arquitectura con más de cien años es buena. Hay que ver los pastiches, y los merengues, y los bodrios, y... que por ser de otro siglo los alzan a los altares culturales.
Culturetas hay en toda época, y buenos y malos arquitectos, también, pero sobre todo siempre ha habido muchos malos clientes. Los buenos clientes son tan poquitos.

Tony Hartwick dijo...

Ja, ja!! te doy absolutamente toda la razon...y algo mas, si miras estas casas por dentro, seguro que no encuentras libros. La vista adorablemente desorganizada de lomos de libros de diferentes colores y medidas, unos de pie, otros tumbados, choca de frente contra la estetica minimalista. Son casas igual de vacias por dentro que por fuera. Por cierto, gracias por tu blog que miro todos los dias. Joaquin (http://jahartwick.blogspot.ie/)

Carlos Osorio. dijo...

Qué razón tienes, amigo José Luis. Sí, realmente el cliente y el constructor acaban con la buena voluntad del arquitecto.
Hola, Tony, es cierto lo que dices de los libros, por algo será. Saludos.

Doña Umé dijo...

Ay, Carlos de mi alma, lo que me estoy riendooo!!!!
Te falta el mini-bunker del castillo de La Alameda de Osuna, en el que había hasta una mini habitación. Ahora son mas grandes y mas mamotretos, pero lo mismito en cuanto a la estética.
Genial tu entrada, y el final, p'a troncharse, jaaa!!!
Un beso, Jaa!!!...

Carlos Osorio. dijo...

Un beso, Umé ¿Qué? ¿No te animas a encargar un búnker?

Matilde dijo...

Genial humorada.

El cliente es el que elige pero no siempre. En la Finca, p.e., hasta donnde sé, las columnas están prohibidas y ¿qué más? y ¿dónde más?

Anónimo dijo...

El autor de este artículo mezcla arquitectura de calidad aceptable con otra mucho más vulgar y pretenciosa, parece no conocer lo que fue el racionalismo en la arquitectura, pero sí le suena el más moderno concepto del minimalismo en el arte.
Piensa que un proyecto se puede hacer en un pispas y, además, afirma que el arquitecto "se embolsa una pasta". Estas dos últimas cosas no son reales. Soy arquitecto y conozco el asunto perfectamente.
Cada uno tiene su gusto y hay que respetar que al autor del artículo no le guste esa arquitectura de líneas elementales. Hay clientes que la demandan, en cambio, y los arquitectos no son la propiedad sino los profesionales que trabajan en un encargo de la propiedad. Saludos, Eduardo José Chico Ortega

Carlos Osorio. dijo...

Gracias por sus matizaciones, Eduardo José. No abomino de las líneas elementales por definición, esta entrada no pretende ser una declaración de principios sino un chiste, un chiste referido a aquellos que viven de las modas y no creen en la trascendencia del arte, porque la arquitectura es y ojalá siga siendo una de las bellas artes (bellas artes: palabra en desuso). Los chistes suelen servir para desmitificar, y creo que el racionalismo se ha sacralizado y se ha vuelto incuestionable. Pero tal vez el sueño de la razón llegue a veces a producir monstruos. Me alegra que considere respetable mi opinión, porque allá donde la expreso me llueven críticas cuando no improperios, tal es la dogmatización del racionalismo y de la bauhaus en nuestros días. Puede ser ese cansancio que siento hacia ese dogmatismo el que me haya hecho cargar las tintas y mezclar ejemplos de calidad con otros que lo son menos. Tampoco quisiera cargar las tintas contra los arquitectos que son la parte más sensible, siendo clientes y constructores la parte con menos cultura y la que de verdad maneja el tema económico. Insisto, véalo como una humorada, que es lo que pretende ser, con mayor o menor fortuna, eso al gusto.

Carlos Osorio. dijo...

Hola, Matilde, gracias. Lo de prohibir columnas o mansardas me parece inútil. El tema no es el qué sino el cómo.