jueves, 29 de julio de 2010

La forja de un rebelde





Pocos libros pueden transmitirnos tan viva y emocionalmente cómo fué el Madrid del primer tercio del siglo XX. Arturo Barea te sorprende por su estremecedora sinceridad, algo poco visto en las letras patrias de entonces. Los tres libros que componen "La Forja de un Rebelde" (La Forja, La Ruta, La Llama) te llevan primero por el Madrid popular del comienzo de siglo (este tomo: La Forja, es para mí el mejor de los tres). En el segundo tomo: La Ruta describe la tremenda guerra de Marruecos en primera persona. El tercer tomo: La Llama, narra la terrible guerra civil del 36. Es muy interesante su descripción de los bombardeos desde el edificio de la Telefónica. Una de las obras literarias más grandes de nuestro siglo XX, muy necesaria para los que quieren conocer la historia reciente de Madrid.

Pio Baroja paseando por El Retiro

Me encanta esta foto de Pio Baroja tomada en 1950 por Nicolas Muller. La luz crea una escalera de sombras por la que desciende el caminante. La oscuridad del abrigo representa la vejez y la barba del escritor es el máximo blanco, el blanco del papel. Don Pío vivía en el barrio de los Jerónimos y daba cada día su paseo por El Retiro, hecho que recuerda una estatua que ha sido colocada en lo alto de la cuesta de Moyano.

lunes, 26 de julio de 2010

La Casa de Campo en 1634


Este cuadro de Félix Castello nos da idea de cómo era la Casa de Campo en 1634. En el jardín renacentista que había creado Felipe II junto a la llamada casa de los Vargas se instaló más tarde la estatua ecuestre de Felipe III. En la actualidad se está reconstruyendo en parte este jardín.

La Plaza Mayor en 1634


Esta pintura de autor desconocido nos da idea de la vida en la Plaza Mayor en 1634.

El Pardo en 1630

Este cuadro anónimo nos permite hacernos una idea de cómo era el palacio del Pardo en 1630.

Museo del Libro







La Biblioteca Nacional, en el paseo de Recoletos nº 20, cuenta con un interesante Museo del Libro en el que podemos ver desde los primitivos pergaminos hasta el libro electrónico. Las imágenes muestran un antiguo uniforme de bibliotecario y diversos instrumentos para la restauración de libros y documentos.
Se puede visitar de martes a sábado, de 10 a 21 horas y domungos de 10 a 14 horas.
Fotos: Carlos Osorio

Señoritas paseando por la Gran Vía

Belleza, ritmo, camaradería...es lo que transmite la conocida foto de Catalá Roca tomada en 1953. Una estampa que define muy bien el aspecto humano de esta calle.

martes, 20 de julio de 2010

El canto del ruiseñor

Mañana, cuando despiertes y abras la ventana, no habrá ruidos molestos de bocinas, ambulancias, obras viarias...El pequeño ruiseñor te estará esperando y cantará para tí.
Ruiseñor:

Grassy


Grassy es sin duda uno de los comercios más elegantes de Madrid. Su fachada en chaflán destaca en los bajos del bello edificio de Gran Vía nº 1. La decoración está realizada a base de mármoles, estucos a la cera caliente, suelos de terrazo in situ con dibujos, bronces, vidrios curvados ... todo ello con una exquisita medida, para huir de lo recargado y lo excesivo. Fué la primera tienda madrileña que tuvo puertas automáticas y fúé también pionera en la instalación de cristaleras en curva.
Alexandre Grassy, quien la fundó en 1952, era un francés nacido en Africa, cuyo padre fué relojero en países como Italia y Brasil. Atento siempre a la importación de los relojes más punteros, Grassy dirigió desde 1929 y hasta su muerte la Unión Relojera Suiza establecida en el edificio de la Casa del Libro. Hoy dirige la tienda con gusto y acierto Patricia Reznak Grassy.

Foto: Carlos Osorio.

lunes, 19 de julio de 2010

Museo de relojes de Grassy

En 1952, Alexandre Grassy abrió su tienda de Gran Vía nº 1. Previamente, en 1925, había fundado la Unión Relojera Suiza, también en Gran Vía.
Este carismático relojero, coleccionó relojes de gran belleza y originales mecanismos autómatas. La colección forma hoy un museo privado, visitable por la clientela previa petición. En el museo destacan los relojes franceses del XVIII.
He fotografiado algunos de los magníficos ingenios que componen la colección. La foto 1 muestra un divertido reloj del XIX compuesto por un cañón y una lupa. A las doce, el sol atravesaba la lupa y prendía la mecha disparando el cañón. A la derecha, un reloj japonés del XIX. Otro reloj francés del XIX hace que el barco y las olas vayan moviéndose. El reloj del arquero es de estilo imperio. El siguiente es de estilo Luis XIV. Por su parte, la negrita que mueve los ojos al compás del tic-tac es un reloj norteamericano del XIX. Fotos: Carlos Osorio.





Mobiliario funerario





Ultimamente, cuando paseo por Madrid me pego cada susto...Es que veo sepulcros de granito por todas partes. Luego me doy cuenta de que son los nuevos bancos que ha colocado el Ayuntamiento.
No entiendo muy bien la moda del ataúd. ¿De dónde viene este culto las profundidades? ¿Será una consecuencia de la afición a llenarlo todo de túneles y subterráneos?
Hasta hace muy poco los bancos eran muebles cómodos, generalmente de madera, y con un respaldo para apoyar la fatigada espalda de los viandantes. Esos estupendos asientos han ido a la basura (entre ellos los fantásticos bancos diseñados por Ventura Rodríguez) y han gastado un dineral en colocar los pedruscos funerarios. ¿No es esta una manera descarada de chuparnos la sangre a los ciudadanos? ¡Ah, claro, ya voy entendiendo...los ataúdes....los vampiros!

Fotos: Carlos Osorio

domingo, 18 de julio de 2010

Casa Crespo



Casa Crespo es una espartería-cordelería fundada en 1863 por la familia Garbayo. Está en Divino Pastor, 29. Este comercio encantador ofrece buenas alpargatas, y también espuertas, serones y cañizo. En una de las fotos vemos a Maxi, el dueño, y en la otra a sus antepasados, inmortalizados en sendos bustos, junto a una mesa de alpargatero sobre la cual hay cinchas de yute.
Maxi recuerda los amenos tiempos en que cada día, al echar el cierre, vecinos y comerciantes se reunían para echar una partidita al dominó.

Fotos: Carlos Osorio

viernes, 16 de julio de 2010

La Alpargata


Con la llegada del calor, los pinrreles agradecen un calzado cómodo y fresco, y ahí entra en juego la tradicional alpargata, el calzado ideal para estar en casa o para bajar a dar una vuelta.

Orígenes:
Como la mayoría de las artes y tradiciones populares, la alpargata y sus orígenes están todavía por investigar. Se cree que sus antecedentes están en las sandalias que usaban los egipcios; pero probablemente la alpargata sea una invención española que empieza a ser conocida en lo siglos XIV y XV. La alpargata fué muy utilizada por la gente del campo y también por los militares. Era parte del uniforme de los soldados en la guerra de Marruecos (entonces cada soldado gastaba un par cada tres meses) y en la guerra civil.
Primeramente tenían la suela de esparto, luego de cáñamo; pero como estas fibras eran muy duras, se empezó a usar el yute, planta originaria de la india que resulta más flexible, más fácil de trabajar y más cómoda.
Proceso de fabricación:
Los alpargateros solían tener una mesita inclinada a la que llamaban banco de alpargatero. Allí trenzaban la fibra (el cáñamo o el yute) y con esas cinchas enrolladas componían la suela. Luego se cosía la loneta de lino o algodón. Modernamente se cosen a máquina, pero es importante que la puntera esté cosida mano para que dure más (esto solo se hace en España, pues la alpargata oriental tiene la puntera cosida a máquina)

El salto a la fama:
La alpargata española llamó la atención del modisto francés Ives Saint Laurent en los años sesenta y la incorporó a sus colecciones. Hasta entonces solo había alpargatas blancas y negras, pero el diseñador galo decidió que fuesen de muchos colores. En colaboración con la casa catalana Castañer, comenzaron a fabricar la alpargata de cuña, con tacón, muy solicitada desde entonces por las féminas. Desde ese momento, la alpargata conquistó a las clases medias y altas.

Tiendas:
Hoy la alpargata se vende en todas partes, pero si quieres que tenga un mínimo de calidad, conviene que adquieras la de fabricación española. Las tiendas más tradicionales del género son: Cordelería Hernánz, Calzados Lobo y Casa Vega (las tres en la calle de Toledo), Casa Crespo (en Divino Pastor) Calzados Cantero (En Olavide).


Foto: Carlos osorio ( Alpargatas en Casa Hernánz)

Carteristas

Hoy ya no hay tantos carteristas por las calles del centro de Madrid, pero sigue siendo notoria su presencia en el metro y los autobuses, y en las estaciones de autobuses. Una incomprensible legislación penal favorece la reincidencia de los pequeños delincuentes. Parece que en el futuro habrá cambios legales. A ver si es verdad.

Consejos: No llevar en la misma billetera o monedero el dinero y las tarjetas. No llevar la cartera en el bolsillo de atrás del pantalón o en bolsos fáciles de abrir. No tener apuntado en ningún sitio el número clave de las tarjetas.

Si te roban la cartera: Lo primero es llamar para anular las tarjetas de crédito. Lo segundo es hacer la denuncia por teléfono en el 902 102 112. Luego, en 48 horas hay que ir a la comisaría a que te la impriman.

Ser cívico y solidario: Todos los datos que puedas aportar a la policía sobre las características de los carteristas, ayudarán a que otros no sufran lo que tú has sufrido. No es muy difícil reconocerlos. Los carteristas de toda la vida suelen ir en pareja. Uno más joven y otro más viejo.
Se colocan a ambos lados de la víctima y suelen dar un empujón para que no notes que te están "limpiando". Fingen ser muy educados incluso cuando te empujan. Eso en el transporte público. En estaciones y zonas comerciales actúan más grupos de mujeres que se pasan lo robado unas a otras y es imposible saber quién lo tiene. Si ves a cualquiera de ellos actuando, avisa a los responsables de la seguridad. Es una pena, pero ya no existen aquellos carteristas "cívicos" que cogían el dinero y depositaban la cartera en un buzón, para que el dueño la recuperase.

jueves, 15 de julio de 2010

Huerto urbano en Adelfas



En la barriada de Adelfas, junto a Méndez Álvaro, algunos vecinos han creado este huerto urbano que sorprende y agrada al caminante. Un verdadero islote de civilización.

Afortunadamente, empiezan a surgir algunos huertos en Madrid: véase la muestra aquí
y también aquí

Fotos: Carlos Osorio

miércoles, 14 de julio de 2010

El Botijo

Estamos ante un antiquísimo sistema de refrigeración del agua totalmente sostenible, bioclimático y energéticamente eficiente.
Los primeros botijos conocidos se remontan a la antigua mesopotamia. Fueron muy utilizados en la edad del bronce y en la cultura griega. Su uso comienza a ser minoritario cuando, en la segunda mitad del siglo XX se generalizan los frigoríficos eléctricos.

Un botijo es una vasija de barro poroso que se usa para refrescar el agua. Esto es lo que dice la Real Academia. Pero un botijo es más que eso: es la alegría del caminante sediento, la pausa en el trabajo, la conversación que fluye cuando la lengua se humedece. Los albañiles y los obreros que trabajan en la vía pública han usado siempre y siguen usando el botijo. Durante siglos, los madrileños se lo llevaban a todas partes. Incluso cuando se iban de vacaciones. Es conocida la imagen del tren de la línea Madrid-Alicante, lleno de veraneantes, con decenas de botijos colgados de las ventanillas. Por eso le llamaban “el tren botijo”.

Y ahora vamos a examinar con detenimiento este prodigio de la técnica primitiva.

Agarremos el botijo. Vemos que tiene una base redonda y un vientre abultado que culmina en un asa. A un lado del asidero se encuentra la boca, por la que se llena de agua, y al lado opuesto se halla el pitorro, por el que se desliza el chorrito de agua cuando bebemos.

¿Cómo se refresca el agua en el interior del botijo? Pues según un mecanismo científico que se llama refigeración por evaporación.

El botijo está hecho de una cerámica muy porosa. El agua del interior se filtra por los poros de la arcilla y en contacto con el ambiente seco exterior (propio del clima mediterráneo) se evapora por esos minúsculos orificios. Pero para pasar al estado gaseoso el agua necesita energía (calor) y puede tomarla del ambiente, pero también del líquido que queda en el interior, bajando así su temperatura.

Este efecto podemos notarlo en diferentes situaciones: cuando se riegan las calles en verano para refrescar el ambiente, cuando nos ponemos un paño mojado sobre la frente para disminuir la fiebre o cuando sudamos y al evaporarse el sudor refrigeramos nuestro cuerpo. Un sistema parecido al del botijo es el de las cantimploras metálicas forradas de fieltro: Al llenarlas, se moja el fieltro y al irse evaporando el agua se va refrescando lligeramente la cantimplora. Como ya sabemos el agua es un ávido consumidor de calor, por eso es agente refrigerante muy efectivo.

Se aconseja “curar” los botijos al estrenarlos, dejándolos unas horas con agua y un chorro de anís.

El botijo necesita lugares secos y ventilados. Una situación idónea es colocarlo a la sombra, al aire libre, en un lugar seco y cálido, pero también puede estar al sol. Ah, y si lo va a utilizar en casa y tiene suelos de madera, póngale un plato debajo, porque el botijo rezuma, ya que no deja de evaporar el agua.En condiciones favorables, en el interior de un botijo se puede conseguir una disminución de temperatura de unos 10 a 15ºC.

Si te ha interesado el tema, puedes visitar las páginas de RAM, Mec.es, La Botijopedia, El Museo del Botijo o este otro artículo.


Foto: Carlos osorio

martes, 13 de julio de 2010

La Tasca Suprema

En la calle de Argensola nº 7, tenemos esta joyita de la gastronomía madrileña, fundada por Doroteo Yagüe en 1890. Hace 30 años se reformó y se optó por una cocina española de calidad en la que sobresalen los platos de cuchara, los callos y las excelentes carnes.

Foto: Carlos Osorio.
Información extraída de mi libro: Tabernas y Tapas en Madrid (Ediciones La Librería)

lunes, 12 de julio de 2010

Gracias!


Gracias por la emoción y los buenos ratos que nos habéis hecho pasar. Gracias a los jugadores, al mister y a todo el grupo de apoyo.
Las cosas buenas de la vida no son producto de la suerte ni del individualismo: son el resultado de un gran esfuerzo realizado en equipo.

domingo, 4 de julio de 2010

Pase Misí


Si hay un juego infantil típicamente madrileño, es el de "pase misí" . Los niños imitaban la refinada cortesía de los franceses cuando cedían el paso a alguien, sólo que el "pase, monsieur" ellos lo traducían por "pase misí". No se conoce el origen de este juego, aunque bien podría datarse en los inicios del XIX, cuando la invasión napoleónica.
Para jugar se eligen dos participantes que formarán el arco por el que pasará el resto. Cada uno de estos dos elige el nombre de una fruta, un color, una ciudad, etc... (Por ejemplo, rojo y azul). A continuación, se cogen de las manos y las levantan simulando un puente. El resto se agarra por la cintura, formando una fila, y van pasando por debajo del puente mientras cantan la siguiente canción:
“Pase misí, pase misá, por la Puerta de Alcalá, los de
"alante" corren mucho, los de atrás se quedarán”.


A la voz de “se quedarán” (algunos añadían a la canción la coletilla: "pasen ya"), bajan sus brazos capturando a uno de la fila a quien le preguntan qué color prefiere. Según la respuesta se sitúa detrás del jugador a quien pertenece dicho color. Cuando ya han sido capturados todos los participantes, se traza una raya en el suelo, en medio de los dos equipos, y cada uno de ellos debe tirar hacia atrás intentando que el equipo contrario traspase la línea. El equipo que logra hacer que pase la línea el contrario, será el vencedor.

sábado, 3 de julio de 2010

El tren llega a Madrid

El tren llega a Madrid y se va deteniendo, amodorrado por la espesa luz de Julio. Sobre el sol poniente, los tendidos eléctricos tañen una quejumbrosa y prolongada nota de violonchelo. Bajo el sol que llega a su destino, la luz se esparce en miles de reflejos de colores.
(Realmente, no recordaba haber visto algo así: esa polvareda de luces de colores que se forma bajo el sol, en el ángulo inferior-izquierdo de la foto. Son como pequeños fuegos de artificio)

Foto: Carlos Osorio

viernes, 2 de julio de 2010

Baches


Las calles de Madrid se han ido llenando de baches, para la desesperación de los conductores y el regocijo de los talleres de neumáticos. A veces un bache nos permite descubir las huellas del pasado. En este de la calle de Olid se ven los viejos raíles del tranvía y el antiguo empedrado de adoquines de granito.

Foto: Carlos Osorio.

jueves, 1 de julio de 2010

Agua que sí has de beber

En los años setenta había 4.000 fuentes públicas en Madrid. Hoy tenemos 1843.
-Ello contando las que están estropeadas y que el Ayuntamiento no tiene interés en arreglar.
-Niños con sed en los parques, ancianos con exceso de calor, deportistas...necesitan las fuentes públicas.
-Sólo hay una fuente cada 5,2 kilómetros de vía pública.
-Utilizando el agua de esas fuentes que nos faltan se podrían ahorrar millones de botellitas de agua de plástico altamente contaminantes.
-La asociación de viandantes A PIE ha redactado un informe y ha creado un meipi sobre el madrid sediento.

Foto: Carlos Osorio. Fuente de la calle Jesús esquina aCervantes. De un tiempo en que las fuentes se hacían con arte y con gracia...de un tiempo en que se hacían fuentes.