jueves, 27 de junio de 2013

Comer en la taberna de Antonio Sánchez



Cocina tradicional española con un toque innovador, esta es la sabia apuesta de una de nuestras tabernas históricas con más solera y más sabor: Antonio Sánchez


Rabo de toro, morcilla, huevos rotos, solomillo,... sin olvidar nuestro básico y fundamental cocido madrileño (lo hacen todos los días), la olla gitana y otras viandas muy de taberna.
Y con una relación calidad-precio más que interesante.



Benito Rodríguez, sevillano de origen, es el nuevo chef; un cocinero que está sabiendo adaptar sus guisos a esta antigua institución madrileña fundada en los años treinta del siglo XIX. 


Y de postre, la torrija, el dulce que siempre se ha vendido en las tabernas castizas.


El equipo formado por Óscar, Curro, Patricia y  Benito está revitalizando una de nuestras tabernas con mayor encanto. Me cuentan que el actor Mel Gibson ha reservado mesa en esta tasca. Gibson lo tiene claro: lo que más le interesa de Madrid es la taberna tradicional, y en eso estamos totalmente de acuerdo.


Fotos: Carlos Osorio.

lunes, 24 de junio de 2013

Jardincillos locos, III



El caminante se sigue sorprendiendo ante esas hierbecillas locuelas que brotan allí donde menos se espera...


En las grietas, en las juntas de las baldosas, en los bordillos...


Delicadas, alegres, inconscientes, con su elegancia salvaje y desparramada...


jugando a ser el pelo de las piedras...



con toda naturalidad.


Fotos Carlos Osorio.

miércoles, 19 de junio de 2013

Luis Candelas




Luis Candelas Cagigal nació en 1804 en la calle del Calvario, barrio de Lavapiés. Nació con una marca bajo la lengua y la comadrona aseguró que era señal de que el niño sería alguien importante.
De chaval capitaneaba las pandillas de su barrio participando en las pedreas (peleas a base de piedras). Comenzó a cursar sus estudios en el Instituto San Isidro de la calle de Toledo, pero fue expulsado a los dos años por devolverle a su maestro las dos bofetadas que le había dado. No obstante, leía cuanto libro caía en sus manos, haciéndose con una cultura a su medida.


Su padre le puso a trabajar en su carpintería, pero al poco tiempo se cansó y comenzó a vivir al margen de la ley.
Trabajó temporalmente como librero y también como ayudante de un funcionario de hacienda. Su trabajo en la administración le sirvió para aprender a falsificar documentos.


A los 17 años tuvo su primer amor, Consuelo, una peinadora a la que dejó sin sus ahorros. A partir de ahí, inicia una vida de conquistador de damas sin interesarse mucho por ninguna, salvo por la última, Clara María, por amor a la cual retrasó su huida en el momento crucial y fue detenido.



Candelas se distinguió de los demás bandoleros por usar el ingenio en vez de la violencia, llegando a ser un mito para las clases humildes que veían en él a una especie de justiciero, pues eran tiempos en que la mayoría de la población vivía en la más absoluta miseria, mientras unos pocos alardeaban de su riqueza.
Cada robo de Luis Candelas podría dar pie a una novela o a un guión de cine, dado el derroche de imaginación invertido en su preparación, ejecución y posterior huída.


Por un tiempo, Luis estuvo a punto de abandonar su carrera hacia una autodestrucción segura y entregar su ingenio a una noble causa. Fue a raíz de conocer en la cárcel a Salustiano Olózaga, encuentro que le llevó a luchar junto a los liberales por las libertades y los derechos sociales.
Pero la política le cansó y de nuevo volvió a los robos, llegando a capitanear una banda formada por los principales bandoleros que actuaban en Madrid.


(Diario El Español. 7-11-1837)

La vida de Luis Candelas es una vida novelesca, a veces desternillante y finalmente trágica. Fue posiblemente el bandolero más ingenioso y seductor de cuantos han existido. Conocerle nos sirve para conocer una época de la historia de España.


Luis Candelas murió el 5 de noviembre de 1837 en el patíbulo instalado en la Puerta de Toledo.
Sus últimas palabras fueron: "Sé feliz, patria mía"


martes, 18 de junio de 2013

Felipe V: la estatua ecuestre que nunca se colocó



El rey Carlos III convocó un concurso para hacer una estatua ecuestre en memoria de su padre: Felipe V. 
La estatua se colocaría en una plaza madrileña, honrando la memoria de un rey que construyó en Madrid el mejor palacio de la Europa occidental: el Palacio Real.
Entre las esculturas finalistas estuvieron la que vemos en la imagen superior, hecha a escala, en 1780, por Manuel Francisco Álvarez de la Peña.
De la Peña se basó en el diseño de Pietro Tacca para la estatua de Felipe IV (situada en la Plaza de Oriente), y al igual que aquella tiene tres puntos de apoyo, las dos patas traseras y la cola del caballo.



Y esta es la versión en yeso que hizo Robert Michel para el mismo concurso. Michel se inspiró en la estatua ecuestre de Felipe III, tratando de lograr un equilibrio aún más sorprendente, ya que apoya solamente sobre dos patas, siendo necesario un hierro para sujetar la cola (una estatua ecuestre de varias toneladas no podría apoyar únicamente en dos puntos, necesita un tercero)
Pues bien, Carlos III falleció y sus sucesores no encontraron nunca tiempo ni dinero para fundir en bronce la estatua de Felipe V y colocarla en las calles de Madrid. 
Las estatuas acabaron en el Museo de la Academia Bellas Artes de San Fernando, en la calle Alcalá, que es donde las podemos contemplar.

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Por cierto, ya que hablamos de estatuas ecuestres que apoyan dos, tres o cuatro patas, me gustaría salir al paso de una leyenda urbana muy extendida en la red por el procedimiento del corta y pega. Según esta leyenda, digna de la antología del disparate, el hecho de que un caballo levante una o dos patas nos indicaría que los personajes representados murieron o fueron heridos en combate. Nada más lejos de la realidad. Casi ninguno de los personajes que exhiben su vanidad sobre un caballo de bronce murió en combate. Ya se cuidaban ellos muy mucho de estar bien lejos del frente en las batallas.


Fotos: Urbanity.es.


lunes, 17 de junio de 2013

La estatua de Felipe III en la Plaza Mayor



En 1614, el duque de Florencia, Cosme de Médicis, le hizo un estupendo regalo al rey español Felipe III:
Una soberbia estatua ecuestre.
El género escultórico de la estatua ecuestre surge en el imperio romano, desaparece en la Edad Media y es recuperado en el Renacimiento.
La estatua de Felipe III fue realizada por Juan de Bolonia (Gianbologna) y terminada por Pietro Tacca.


En esta imagen vemos una estatuilla de Felipe III atribuida a Juan de Bolonia que probablemente sirvió como boceto para la gran estatua a caballo del monarca. 
Fijaos en el ritmo de las patas del equino: dos apoyan totalmente, una se eleva y otra apoya tan solo la punta de la pezuña.


Inicialmente, la estatua ecuestre se colocó en la real posesión de la Casa de Campo, como bien se ve en este cuadro perteneciente al Museo del Prado.


Fue en 1848 cuando la reina Isabel II decidió colocar la estatua en la Plaza Mayor, ya que fue Felipe III quien mandó hacer esta plaza. Así lo señala la placa que hay en el pedestal:

"La reina doña Isabel II, a solicitud del Ayuntamiento de Madrid, mandó colocar en este sitio la estatua del señor rey don Felipe III, hijo de esta villa, que restituyó a ella la corte en 1606, y en 1619 hizo construir esta plaza Mayor. Año de 1848".



Desde entonces, "el caballo", como popularmente se le llama,  ha presidido la Plaza Mayor de Madrid, con tan solo alguna interrupción que pasamos a contar:



En 1968 se retiró temporalmente para hacer el inadecuado aparcamiento subterráneo de la plaza.



Pero cuando estuvimos en un tris de quedarnos sin estatua fue en 1931, al proclamarse la República. El 14 de Abril de dicho año, un grupo de exaltados derribó la estatua ecuestre por considerarla un símbolo monárquico. Se dice que en el interior de la estatua aparecieron multitud de huesecillos de pájaro. Al parecer, durante siglos, algunos pájaros entraban por la boca del caballo y luego no podían salir.


Tras la guerra civil, la estatua fue restaurada por el escultor Juan Cristóbal y de nuevo recuperó su lugar en la plaza. En 2004, en época del Alcalde Gallardón, llegó a haber un proyecto de retirarla, con el argumento de que no era este su lugar original. Afortunadamente, aquí sigue, en su sitio, donde propios y extraños podemos disfrutar de una singular obra de arte, una de las mejores estatuas ecuestres del mundo.



Fotos de Internet.




viernes, 14 de junio de 2013

Una tapa sobresaliente



Brownie de morcilla con queso de cabra.
Una de las tapas más originales y sabrosas que he probado este año.
Es obra de Mario, el chef de la taberna Casa Alberto, una de nuestras tabernas veteranas.
El concepto de la tapa juega con la habitual presentación de un postre, el brownie, que habitualmente va acompañado de una bola de helado. 
Lo que ha hecho Mario es trasladar a tapa salada el postre dulce. Ahora la base es de morcilla y la bola es de queso de cabra rebozado.
Calificación: un diez.

Casa Alberto, en calle Huertas 18, junto a la plaza de Santa Ana.

jueves, 13 de junio de 2013

Sombras de sol



¡Ha llegado la calor! La semana pasada con abrigo y ayer ya con camiseta: Así es Madrid.
Nuevamente el caminante busca la sombra.
Hablando de sombra: Me he fijado en que los rayos del sol, cuando atraviesan los huecos que forman las hojas de los árboles, huecos que son triangulares, estrellados o trapezoidales, no se adaptan a la forma de estos huecos, sino que inmediatamente recuperan su forma cilíndrica y proyectan en el suelo luces circulares.
Se lo he preguntado a un conocedor de estos temas y me ha confirmado que es así, que la luz del sol es la única luz cuyos rayos no se deforman.
Así son las sombras de sol.

Foto: Carlos Osorio.



martes, 11 de junio de 2013

La Verbena de San Antonio de la Florida



Cada 13 de Junio, los madrileños acuden a la ermita de San Antonio, en el paseo de La Florida, para festejar a uno de los santos más venerados en nuestra ciudad, del cual se dice que atiende especialmente las peticiones para encontrar novio. Así, desde el siglo XIX, las modistillas y el resto de las jóvenes madrileñas acuden a los actos religiosos y de paso realizan el ritual de los alfileritos. 


Este consiste en arrojar trece alfileres a la pila de agua bendita para luego poner la mano abierta sobre los mismos y, si alguno de ellos se adhiere a la palma de la mano, es señal de que habrá suerte en el amor.


Desde hace unos años la costumbre se ha extendido a los varones que también buscan la ayuda del santo casamentero para algo tan importante en la vida como encontrar pareja.
Y si no hay suerte con la pila de los alfileres siempre cabe la posibilidad de encontrar a alguien de tu agrado en la feria y en el baile que se celebra en estas fechas junto a la ermita.


Los vecinos de este barrio, con sus escasos medios, organizan una feria con atracciones y un bailongo.
El acto central de la verbena tiene lugar el día 13, cuando los devotos y devotas acuden a poner una vela al santo y besar su reliquia (desde las seis de la mañana y hasta las doce de la noche), después hay misa seguida de la procesión de San Antonio y durante toda la jornada se realiza el rito de los alfileres. También es costumbre adquirir un panecillo de San Antonio que se debe guardar en casa durante todo el año para que el dinero no falte.
¡Caramba! ¡Si con ir a San Antonio conseguías amor y dinero no me extraña que fuese tanta gente a la verbena!


El caso es que la verbena de San Antonio ya no es tan multitudinaria como antaño, y hoy en día ya casi nadie sabe bailar, pero vale la pena animarse: las verbenas son parte esencial del alma madrileña, lugares de encuentro, de diversión, y ¿quién sabe? ¡Tal vez tu vida cambie si se te adhiere un alfiler!


Fotos halladas en internet.




lunes, 10 de junio de 2013

Los macarons ya existían en Madrid



En los últimos años se ha puesto de moda en Madrid un dulce al que llamamos macaron (en castellano macarrón) que algunos, por lo que oigo, creen que es una novedad.
Lo cierto es que los macarons ya existían en las pastelerías madrileñas desde, al menos, los comienzos del siglo XX. Desde hace un siglo los confeccionan en una de nuestras mejores pastelerías: La Duquesita, con el nombre de "suspiros de modistilla".
El macarrón, según algunas versiones, es un dulce de origen medieval, si bien la primera receta conocida aparece en Francia en el siglo XVII. Hay quien afirma que puso ser una creación árabe que pasó a Italia, donde tomó este nombre, y de allí a Francia. 
Sin duda es un invento de hace siglos, cuando los pasteleros descubrieron que los dulces hechos con clara de huevo duraban semanas, mientras los realizados con la yema se estropeaban a poco tiempo, dado que no había refrigeradores. 
La base del macaron es muy sencilla: clara de huevo, almendra y azúcar.
Los pasteleros españoles los hacían de tres gustos: de almendra, de café y de cacao.
Hoy se ha puesto de moda hacerlos de colorines y de variados sabores.
Los suspiros de modistilla me hacen recordar que esta semana empieza la verbena de San Antonio de la Florida, donde iban las modistillas a pedirle al santo que les concediera un novio.

Foto: Carlos Osorio.

viernes, 7 de junio de 2013

Baldosa con mensaje



Caminando por la calle de Amaniel, voy mirando al suelo y ¡mira por dónde!
Me encuentro con dos simpáticas "travesuras" de un ingenioso artista:
3ttman


Sus figuritas, llenas de encanto parecen decirle al caminante:
sonríe, siente!



Fotos Carlos Osorio


jueves, 6 de junio de 2013

Recuerdo de Casa Jiménez, en Preciados, 42



Hace ya un par de años que cerró Casa Jiménez, en Preciados nº 42, y cada vez que paso por delante me fijo en su sencilla pero agraciada portada en mármoles y letras en relieve.
Recuerdo su mobiliario de maderas nobles, sus trajes de alquiler, sus bonitos mantones, las sillas para echar una charlita, la amabilidad del personal...


La verdad es que el alquiler de trajes siempre me pareció una idea inteligente para no tener que comprar ropas que solo se usan una o dos veces en la vida. 
Una idea anti-consumismo y anti-despilfarro.
Siempre me gustó esta tienda, fundada en 1923, de la que conservo esta atractiva tarjeta.


Fotos 1 y 3: Carlos Osorio.

miércoles, 5 de junio de 2013

La estatua ecuestre de Carlos III, en la Puerta del Sol



¿Quién es el rey del caballo de la Puerta del Sol? 
Se supone que todos los madrileños lo sabemos: es Carlos III. Sin embargo, pese a que lleva en el centro de la plaza desde hace casi veinte años, todavía hay muchísima gente en Madrid que no sabe ni quién es el señor del caballo y, por no saber, ni siquiera saben que existe dicha estatua. Han pasado cientos de veces por allí sin fijarse en ella. Hace unos días quedé con un grupo de madrileños junto a la estatua a caballo de Carlos III de la Puerta del Sol y ¿dónde creéis que me estaban esperando?: pues en la Plaza Mayor.
Esto demuestra que las cosas, en este caso las estatuas, tardan mucho tiempo en pasar a formar parte de nuestro paisaje urbano



La estatua ecuestre de Carlos III fue realizada en bronce en 1994 por Eduardo Zancada, escultor realista español, nacido en Mérida.
En varias páginas de internet pone que la estatua es copia de una supuesta estatua de Juan Pascual de Mena conservada en la Academia de San Fernando. Una cosa es que Zancada se inspirara en los modelos escultóricos neoclásicos, y en varias estatuas regias correspondientes a la época del monarca ilustrado, y otra muy distinta que se trate de una copia. 
En cualquier caso, es un merecido homenaje al rey-alcalde que tanto hizo por Madrid.


Por cierto, una curiosidad:
La estatua de Carlos III es una de las pocas estatuas urbanas que no están llenas de cagarrutas de paloma.
¿A qué se deberá?
¿Será que las palomas respetan a Carlos III por lo mucho que embelleció Madrid?
Me temo que no van por ahí los tiros.
Se trata de un dispositivo eléctrico que ahuyenta a las palomas.
Bueno, debo decir "que las ahuyentaba"
porque desde hace unos meses las veo pasearse cada vez con mayor desparpajo por la efigie.
Una de dos: o se ha  acostumbrado a los calambres,
o el "mantenimiento", esa palabra tan desconocida para nuestros ediles, ha dejado de existir.
O...quién sabe... A lo mejor es que han cortado la luz por falta de pago :-)


Fotos de Internet


lunes, 3 de junio de 2013

La Casa del Duende




La casa de la marquesa de Hornazas se hallaba en la actual calle del duque de Liria, junto a la plaza de Cristino Martos. Se cuenta que en dicha casa ocurrieron extraños fenómenos en el siglo XVIII.

En la planta baja había un taberna en la que se armaban juergas que duraban hasta altas horas. Una noche apareció un enano barbudo que con un vozarrón impuso silencio y les advirtió que si volvían a armar ese escándalo recibirían un escarmiento. Pasaron los días y los alborotadores volvieron a las andadas, hasta que aparecieron una docena de enanos armados con garrotes y les dieron una buena paliza.
En el piso de arriba, la señora marquesa había ordenado al mayordomo que fuese a recoger unos cortinajes para el salón. Nada más salir este, se presentaron tres enanos trayendo las cortinas. La marquesa se desmayó y le cogió tal susto que se mudó a otra casa. La casa fue alquilada a varias personas que también padecieron extrañas apariciones. Se hicieron exorcismos para expulsar a los duendes, pero los vecinos le cogieron miedo al lugar y nadie quería vivir en el. Tiempo después se encontró una cámara subterránea donde tenían su taller unos enanos que fabricaban monedas falsas.

El caso es que el edificio volvió a habitarse, y ahora dejamos la leyenda para entrar en la historia: entre los madrileños fusilados el 3 de Mayo de 1808 por las tropas de Napoleón había varios que tenían su residencia en la Casa del Duende. 
También en este edificio se refugió el general Pierrad, que fue herido en la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil, y aquí permaneció oculto hasta que terminaron los registros ordenados por O’ Donnell, pudiendo por fin escapar.
No sabemos en qué momento se derribó esta casa del duende o de los duendes, de la que afortunadamente nos podemos hacer una idea gracias a un antiguo grabado.

sábado, 1 de junio de 2013

En medio de la Crisis



EN MEDIO DE LA CRISIS - José Antonio Pagola
(Despierta en las conciencias la solidaridad hacia los que sufren. Pásalo.)

La crisis económica va a ser larga y dura. No nos hemos de engañar. No podremos mirar a otro lado. En nuestro entorno más o menos cercano nos iremos encontrando con familias obligadas a vivir de la caridad, personas amenazadas de desahucio, vecinos golpeados por el paro, enfermos sin saber cómo resolver sus problemas de salud o medicación.

Nadie sabe muy bien cómo irá reaccionando la sociedad. Sin duda, irá creciendo la impotencia, la rabia y la desmoralización de muchos. Es previsible que aumenten los conflictos y la delincuencia. Es fácil que crezca el egoísmo y la obsesión por la propia seguridad.

Pero también es posible que vaya creciendo la solidaridad. La crisis nos puede hacer más humanos. Nos puede enseñar a compartir más lo que tenemos y no necesitamos. Se pueden estrechar los lazos y la mutua ayuda dentro de las familias. Puede crecer nuestra sensibilidad hacia los más necesitados. Seremos más pobres, pero podemos ser más humanos.

En medio de la crisis, también nuestras comunidades cristianas pueden crecer en amor fraterno. Es el momento de descubrir que no es posible seguir a Jesús y colaborar en el proyecto humanizador del Padre sin trabajar por una sociedad más justa y menos corrupta, más solidaria y menos egoísta, más responsable y menos frívola y consumista.

Es también el momento de recuperar la fuerza humanizadora que se encierra en la eucaristía cuando es vivida como una experiencia de amor confesado y compartido. El encuentro de los cristianos, reunidos cada domingo en torno a Jesús, ha de convertirse en un lugar de concienciación y de impulso de solidaridad práctica.

La crisis puede sacudir nuestra rutina y mediocridad. No podemos comulgar con Cristo en la intimidad de nuestro corazón sin comulgar con los hermanos que sufren. No podemos compartir el pan eucarístico ignorando el hambre de millones de seres humanos privados de pan y de justicia. Es una burla darnos la paz unos a otros olvidando a los que van quedando excluidos socialmente.

La celebración de la eucaristía nos ha de ayudar a abrir los ojos para descubrir a quiénes hemos de defender, apoyar y ayudar en estos momentos. Nos ha de despertar de la “ilusión de inocencia” que nos permite vivir tranquilos, para movernos y luchar solo cuando vemos en peligro nuestros intereses. Vivida cada domingo con fe, nos puede hacer más humanos y mejores seguidores de Jesús. Nos puede ayudar a vivir la crisis con lucidez cristiana, sin perder la dignidad ni la esperanza.

José Antonio Pagola
vgentza@euskalnet.net

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Despierta en las conciencias la solidaridad hacia los que sufren. Pásalo.
2 de junio de 2013
El Cuerpo y la Sangre de Cristo (C)
Lucas 9, 11 -17

fuente:

El Esconditeatro



Una forma original y atractiva de disfrutar del teatro es la que ofrecen en el Esconditeatro.
El nombre no es casual, ya que para acceder a este pequeño teatro hay que sortear un andamio y pasar por un local de máquinas tragaperras, pero la recompensa es encontrar un local donde se representan pequeñas obras (15 o 20 minutos cada una) en dos habitaciones preparadas al efecto.
El público en cada representación no supera los 15 espectadores.
La entrada y la bebida que te puedes tomar son realmente baratas considerando la calidad de las obras.


El Esconditeatro se halla en la calle Estudios nº 2, semiesquina a calle Toledo nº 40, cerca del metro La Latina.