miércoles, 13 de julio de 2011

Mercado de los Mostenses


Es un placer recorrer sus puestos repletos de frutas y verduras, entre los cuales hay una significativa presencia de productos suramericanos.
Este mercado se construyó en 1875 siguiendo la moda de la arquitectura en hierro.
A finales de los años veinte fue derribado, no porque estuviese deteriorado ni porque obstaculizara en absoluto la construcción de la Gran Via, sino porque les parecía antiguo.

 Aquí estuvo el mercado de aves, anteriormente en el arco de Cuchilleros y también el mercado del pescado.
El actual mercado es un edificio anodino y desangelado de ladrillo.


Paseando por sus puestos, entre los que se haya este curioso vendedor de láminas y cuadros, pienso que es una suerte que el actual Ayuntamiento se haya quedado sin dinero y no hagan la "rehabilitación" prevista, sobre todo viendo en lo que se están convirtiendo otros mercados tradicionales.

En la foto en B/ N, el mercado en los años viente.

Fotos color: Carlos Osorio.

3 comentarios:

Miguel Ángel de Móstoles dijo...

Todavía no lo conozco, ¡habrá que solucionarlo!

Matilde dijo...

A Miguel Angel: si quieres la fiesta completa, un sábado por la mañana. Allí habrá, casi seguro, al menos un humano de cada especie (tipo, nación, cultura...), como en el Arca de Noé.

Ayer, aprovechando una salida, me dí un garbeito por el de Maravillas que sólo conocía de referencias. Me encantó. Limpio, amplio, bien surtido e incluso por la tarde todos con su carrito o su bolsa de la compra.

Así son los mercados.

Carlos tiene una fotografía en su entrada del Maravillas que dan ganas de enmarcarla.

Como dice, traer la mercancía de lejos contamina en general y los productos mismos son los más contaminados. Una de las hipotésis que se barajó con la movida del pepino fue contaminación portuaria.

Anónimo dijo...

Este afán cateto de modernizarlo todo se está cargando nuestra arquitectura más tradicional. En relación con el tema mercados, visité hace poco el de San Antón en Chueca y ha quedado más logrado por dentro que por fuera. Y respecto al ahora en boga mercado de San Miguel siempre me quedará la desazón del porque pintar en marrón la estructura metálica que antes estaba de un verde claro precioso.