Brevísima historia del vino madrileño, 1
Los primeros datos históricos sobre la fabricación del vino en Madrid datan del siglo XIII (en concreto la disputa por un viñedo entre unos monjes y un noble), aunque ya se producía desde varios siglos antes. Se cree que fueron los romanos los primeros en producir el rico mosto fermentado en puntos como Alcalá de Henares (Complutum),Titulcia, Carabaña, Arganda, Cadalso de los Vidrios, Buitrago y Torrelaguna.
Pese a la intolerancia hacia el morapio de los islámicos actuales, se sabe que el cultivo de la vid mantuvo notable presencia en la España musulmana.
Una de las primeras ordenanzas de la villa, en 1476, refiere que las tabernas han de vender vino sin mezclar y este ha de proceder necesariamente de la villa de Madrid, dada la fuerte competencia de los pueblos limítrofes.
La taberna se configura como la institución madrileña para el despacho del vino, contándose 140 a principios del XVI y casi 400 al finalizar dicho siglo. La mayoría de las bodegas que producían vino en la ciudad estaban situadas en torno a las calles-camino de entrada a la villa, sobre todo la calle Toledo. La designación de Madrid como capital del imperio anima a las localidades circundantes a producir vino para abastecer a la Villa y Corte.
En el XVII, Los vinos procedían de Arganda, Pinto, Alcalá de Henares, Vicálvaro, Alcobendas, Torrejón de Velasco, Algete, Fuenlabrada, Casarrubios del Monte, Barajas, Alcorcón, Móstoles, Navalcarnero, Brunete y Majadahonda. Uno de los vinos más cotizados era el de Valdemoro, del que se abastecía la propia Casa Real, tomando cada vez más fuerza los caldos de San Martín de Valdeiglesias, Cadalso y Pelayos.
Hubo buenos vinos dulces en Carabanchel, Fuencarral y Hortaleza cuyo cultivo pervivió hasta que en los años sesenta las viñas fueron absorbidas por los polígonos.
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