¡Atención, puede usted perder un minuto!


Es muy importante que esté usted atento, porque si pierde un solo minuto...si pierde un minuto...quién sabe lo que podría pasar...a lo mejor usted se relajaba, y los otros conductores también y en lugar de llenar las calles con su estrés, la vida en la ciudad se volvía incluso agradable. ¿Qué le parece?

Comentarios

Don Bernardino ha dicho que…
En Madrid viví una de las experiencias que más me han marcado en esto de las prisas y el tráfico. Estando en hora punta metidos en un fenomenal atasco como era habitual en el entorno de la plaza de Manuel Becerra, sentí que alguien en el carril de mi derecha hacía sonar el claxon con una virulencia inusitada. Inútil y absurdo, pues ya sabemos que por más bronca que se arme no se va a solucionar el embotellamiento. Era una conductora joven de rasgos bastante atractivos, pero el semblante se le desfiguraba, la cara se le enrojecía de ira y los ojos se le salían de las órbitas, al tiempo que vociferaba todo tipo de expresiones que un mínimo buen gusto impide reproducir. El caso es que de sopetón cesaba su furia, su rostro recuperaba unos rasgos angelicales, se pintaba los labios o se retocaba frente al retrovisor, miraba a un lado y a otro sonriendo como si se encontrara en el más idílico de los ambientes y al poco rato, como si sufriera un trastorno bipolar, nuevamente se transmutaba en la niña del exorcista. Fue entonces cuando me di cuenta de que realmente estamos muy mal.
Carlos Osorio. ha dicho que…
Muy interesante tu relato, amigo Bernardino. La verdad es que siendo personas pacíficas, nos convertimos en feroces cuando cogemos un coche y nos metemos en el fragor del tráfico, lo que debería hacernos reflexionar sobre el modelo de ciudad que tenemos.
Matilde ha dicho que…
Buen relato.

Algo de maléfico debe tener el volante cuando hace aflorar la bestiecilla que todos llevamos dentro.

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