martes, 3 de enero de 2017

De los autómatas a los robots, 2.



El científico y relojero Juanelo Turriano creó un muñeco autómata en el siglo XVI para el rey Felipe II: "el monje franciscano"
Este muñeco, de 40 centímetros de altura, provisto de sofisticados mecanismos de relojería, representaba a un monje franciscano que caminaba en varias direcciones, movía la cabeza y los ojos, abría la boca y movía los brazos haciendo el gesto de imponer el crucifijo.
Dicho monje estaba inspirado en San Diego de Alcalá, cuyas reliquias habían sido colocadas junto al lecho de Felipe II cuando este sufrió una enfermedad, contribuyendo, al parecer, a su curación.



Bien, el caso es que este muñeco autómata fue pasando de mano en mano hasta que se le perdió la pista. Nada se sabía de él hasta que en los años setenta fue a parar al Smithsonian Institute de Washington, a donde llegó procedente de Ginebra.


Recientemente se han hecho estudios sobre este autómata que coinciden en señalar a Juanelo Turriano como su autor.
Todo parece indicar que así es.
¿Y qué hace el monje en un museo americano?
Pues, hombre, a estas alturas no nos vamos a sorprender...
Si se han llevado iglesias románicas ¿Cómo no se iban a llevar a un simple muñeco autómata?

Seguro que te ha sorprendido conocer la existencia del Monje Autómata de Juanelo, pues bien, aprovecho que tu boca se ha abierto y tus pupilas se han dilatado para continuar con las sorpresas.
Existe otro muñeco autómata, en este caso muñeca, atribuido a Juanelo:

Se trata de la pieza: "Autómata musical de una dama de la corte española con laúd"
¿Y dónde está esta obra?
Pues tampoco está en España, está en el Kunsthistorisches Museum de Viena.

Hétela aquí:


Aquí la tienes, ¡Una preciosidad! ¡Lo que daría por verla en funcionamiento tocando la guitarra!





Y cual será la historia de esta sigular dama?
¿Tendrá algo que ver con los muñecos que hizo Juanelo para Carlos V?...
Es posible, pero está aún por investigar.


¡Sin duda era un gran tipo, Juanelo Turriano!

 Yo creo que va siendo hora de que alguien haga una exposición homenaje a este gran inventor italo-español del siglo XVI.



6 comentarios:

Esetena dijo...

Hola Carlos:
Para mí ha sido todo un descubrimiento saber que esos autómatas ha logrado resistir el paso del tiempo. Muchas gracias, Jesús

P.D. Hay que reivindicar, como bien dices, la figura de Juanelo!!

Antonio Iraizoz dijo...

Espectacular serie!!!
Sólo conocia los restos construcción que quedan en Toledo del artificio de Juanelo. Me sumo a la necesidad de una exposición sobre su obra.
Un abrazo

Carlos Osorio. dijo...

Saludos, Jesús y Antonio. Sin duda hay que reivindicarlo, es uno de los personajes singulares de nuestra historia.

Anónimo dijo...

Muy entretenido el post, me interesa la figura de Juanelo.

Algo más sobre Juanelo Turriano:

Murió en Toledo y está enterrado en el monasterio de los frailes del Carmen, en la capilla de nuestra señora de Soterraño. Berruguete esculpió su busto en mármol y se expuso en la biblioteca de la ciudad, que también acuñó una moneda con su rostro en su honor.

Sirvió a Carlos V y la Felipe II, y tuvo que ser amigo de Juan de Herrera, que también era docto en asuntos de relojerías.

También compuso Juanelo para el emperador Carlos un reloj sonoro engastado en un anillo, que es un antecedente al reloj de pulsera de Blaise Pascal. Lo llevaba prendido en un guante y lo heredó su hijo Felipe.

En cuanto a los autómatas, compuso varios. Además del El Hombre del Palo, fue famosa La Tamborilera, que se considera un antecedente en doscientos años al Tamborilero de Vaucanson. Otros fueron el autómata de San Alberto o la mosca mecánica de Resiomontano.

Otro de sus inventos, muy avanzados para la época, fue la construcción de dos planetarios siguiendo el sistema copernicano. Uno lo haría para la corte de los Habsburgo y otro para la universidad de Salamanca, donde los teólogos dedicados a la astronomía aceptaban las enseñanzas de Copérnico, que en los momentos de mayor peligro para su vida, se cuenta que "volvía los ojos a España".

¡Eran otros tiempos!

Estos datos los tomo de los artículos que escribió para la revista "Escorial" Rafael Sánchez-Mazas, recogidos en el libro "Las aguas de Arbeloa".

Abrazos

Jaime Matamoros

Carlos Osorio. dijo...

Gracias por tu valiosa aportación, Jaime.

Anónimo dijo...

gracias me a servido para un trabajo:)