sábado, 8 de marzo de 2014

¿Cómo acabar de una vez por todas con la cultura?




Si yo quisiera acabar con la cultura, empezaría por hacerla inaccesible a la mayoría. Supongamos que el IVA cultural en los países de Europa estuviera en torno al 6%, pues yo lo pondría al 21%.

Seguidamente acabaría con oficios perniciosos como los de escritor, músico o cineasta, y para ello permitiría la piratería. Nadie puede tener interés en escribir un libro, componer una canción o filmar una película si sabe que no va cobrar por su trabajo.

En un país en el que no existe el mecenazgo, yo suprimiría las aportaciones de dinero público al arte, la ciencia y la cultura. ¡Tres pájaros de un tiro!

De paso trataría de eliminar las instituciones culturales, como el Círculo de Bellas Artes o el Ateneo, asegurando su ruina económica. También retiraría las ayudas a las revistas culturales y de pensamiento.
Facilitaría el cierre de los cines, los teatros, y las salas de conciertos...

Si yo quisiera acabar con la cultura en España, 
haría exactamente lo mismo que se está haciendo ahora.








11 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya estamos otra vez (y otra) quejándonosde lo mismo. ¿Qué pasa que los ingenieros no crean cultura? ¿Guttenberg fue escritor o inventor?

Siempre son solo los mal llamados intelectuales los que crean cultura. ¿Por qué a un libro se tiene que rebajar el Iva y a un ordenador no?

Que cansinos todos vosotros los que pensáis así. Dejad ya de lamentamos, que no sois los únicos que hacéis de esta vida algo mejor.

Un guitarrista no es nada sin su guitarra, pero ¿quien se la fábrica?

Carlos Osorio. dijo...

Respeto tu opinión, aunque no la comparto.

PimArch dijo...

La cultura de la que vd habla es simple ocio. Si hablamos de ocio es obvio que vd tiene toda la razón. No obstante el suministro de fondos públicos a la "cultura" ha hecho que ésta degenere a simple entretenimiento de masas revestido de una capa "intelectual" que la legitime. El Estado es un mecenas poco exigente que poco le importa los resultados de los artistas, salvo que hablemos de propaganda o mera desidia para menospreciar la cultura que precisamente tanto se ufana en defender.

Hasta la Revolución Industrial y las diferentes revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII y principios del XIX los artistas no estaban sostenidos explícitamente por el estado, toda vez que esa concepción de la "cultura" tal como la entendemos hoy no existía. La cultura se creaba, no se conservaba ni se promocionaba. Era el deseo de mentes bien formadas las que animaban a los artistas a crear. Artistas que por otra parte rara vez cobraban directamente por su trabajo. Quiere esto decir que ocupaban puestos en las cortes que no estaban relacionados con su verdadera ocupación, cuando no eran eclesiásticos.

A todo esto hay que añadir que la "cultura" tal como se entiende ahora es un subproducto intelectualoide del marxismo cultural, que irónicamente promociona algo que intrínsecamente odia (la tradición occidental), lo que unido a un inusual despercio por parte de las élites conservadoras a aquellos que deberian defender a capa y espada (la tradición occidental) hace que, efectivamente la Cultura (esta vez si con mayúscula) haya entrado en una franca decadencia desde hace más de un siglo.

Vivimos tiempos nuevos, y las viejas ideas ya no sirven. Y en este nuevo orden que se avecina ya no es válida la Cultura (tradicional, porque la "cultura" la ha anulado) como tampoco lo es la "cultura" (porque es la anulacion de la Cultura y la reducción de la misma a un entretenimiento de masas susceptible de vaivenes económicos).

En definitiva, no vivimos una debacle similar desde el colapso del mundo pagano en la Antiguedad Tardía.

Un saludo y disculpas por la longitud del comentario.

Anónimo dijo...

A mi me da igual quien fue primero, pero de nada serviría la imprenta de Guttenberg ni el ordenador del super preparado ingeniero de informática y a posteriori el de Telecomunicaciones si no hubiera un ser humano con ganas de trasmitir y servirse de estos medios. De nada le sirve al ingeniero industrial proyectar la Mega-Lavadora si sólo van a acceder a ella un 10% de la Humanidad, su máquina no pasaría de prototipo, por poner un ejemplo que facilita la vida pero que no enriquece la mente. Haciendo Historia, los egipcios, los griegos,... transmitían el pensamiento que es básico para que luego haya ciencia,charlando y escribiendo a base de símbolos y a mano, luego llegaron los códice, las miniaturas,y demás formas de escribir y los tratados de Vitrubio con dibujos a mano de todos lo arquitectónico e ingenieril de su momento. Está claro: pensar, plasmar y difundir...como sea...eso genera cultura, sin importar quién creó el instrumento que facilite y multiplique la difusión; lo importante es que haya quien piense y pueda difundirlo. PENSAR no es lo mismo que PROYECTAR, aunque ambas acciones sean titánicas para su aut@r. Pero poder acceder a lo que edifica las mentes y crea pensamiento debería ser "Ley de Vida", más allá de ideologías, economías y politiqueos. Claro que: ¿es conveniente que la población piense? o ¿proyecte?.
Pues yo también voy a ser anónim@ esta vez, hala.

Anónimo dijo...

exacto,anulación de subvenciones y subir impuestos para someter a su santa voluntad a la población.y dada su mentalidad el acceso divulgativo va a ser mínimo..cultura no es solo espectáculo y libros....es abrir la mente y convivir con la diversidad humana que nos rodea...cultura abarca todas las artes y oficios,cultura es una correa de transmisión para el desarrollo y crecimiento humano y su hábitat.Cultura es que un ingeniero tenga trabajo en levantar edificios para las culturas y actividades culturales...Hay que repasar a los antiguos clásicos y beber de sus fuentes...que aconsejan la música desde la infancia...Esto no es una queja,es una protesta...Tuvieron que morir abrasadas unas mujeres para que el 8 de Marzo fuera homenaje reivindicativo de los dchos. de las trabajadoras...cuánta gente se ha llevado esta represión?.Saludos,acacia

Carlos Osorio. dijo...

No hablo solo de ocio, Primarch.En cuanto a tu teoría de que solo a fines del XVII comienza el apoyo a la cultura, te saltas a los mecenas del renacimiento. Velázquez no hubiera sido posible sin el apoyo de la corona. la cultura es frágil, si no se la apoya, muere, y si encima se carga contra ella, se la remata.
En todo caso, no ponemos el acento
en que se ayude, sino en que no se destruya, en que no se asfixie la creación.

PimArch dijo...

Estimado Sr. Osorio,

Creo que vd ha malinterpretado mis palabras pues lo que digo es justo lo contrario y coincide con lo que vd afirma. El mecenazgo (aristocrático y eclesiástico, pues es el que permitió la creación de buena parte de las obras maestras del arte e ingenio humanos) empieza a desaparecer como tal con la Revolución Industrial y las revoluciones burguesas.

Precisamente Velázquez es un claro ejemplo de esos artistas cuyo sustento no estaba vinculado a su producción artística sino a un cargo que desempeñaban en la corte. Piense que el propio nombre de mecenas viene del patricio romano homónimo que destacó por su patronazgo en las artes.

Pero hecha esta aclaración, cabría pensar que la Cultura (con mayúscula) no se puede crear a priori por el simple hecho de dar dinero a alguien que se autoproclame artista (otro asunto es establecer la adecuada distinción entre artista y artesano, que tanto se echa en falta en estos debates). En cierto modo la Cultura surge por "generación espontánea" y es únicamente el tiempo el que permite que sus contenidos pasen a la posteridad. Pero una partida presupuestaria por sí misma no es capaz de crear nada más que un gasto de dinero si tanto la sociedad como el propio estado no se erigen en mecenas tan exigentes como aquellos del Renacimiento.

Y por último, cualquier promoción pública de la cultura es propaganda. Cualquier promoción privada de la cultura obedece a intereses particulares. El ideal de creación romántico y bohemio suele implicar una vida de miseria. Pero es el precio a pagar por la libertad artística siempre que se considere que ése es el ideal artístico a seguir. ¿Acaso era Mozart menos libre al servicio del Arzobispo de Salzburgo que Chopin mantenido por George Sand?

Un saludo.

Carlos Osorio. dijo...

No le falta razón, Primarch, pero en este momento el problema es que se cierran cines, teatros, salas de actuaciones,librerías, museos, a causa de políticas anticulturales, y el debate sobre la libertad creadora hay que posponerlo porque la creación misma está cayendo en picado.

PimArch dijo...

Estimado Sr. Osorio,

Siento ser aquí abogado del diablo pero habría que tomar en consideración que cines, teatros y librerías son establecimientos comerciales cuyo uso está sujeto a la demanda que la sociedad haga de ellos.

Sirva de ejemplo la fotografía. Con la irrupción de las cámaras digitales, el negocio de la fotografía prácticamente ha desaparecido y nadie ha clamado por su mantenimiento para dar continuidad al noble arte del retrato fotográfico. Pero a la vez es cierto que la fotografía analógica sigue ofreciendo unas cualidades que la digital no consigue (la digital tiene otras) y por tanto, es negocio, antaño pujante, se ha sabido mantener (muy reducido) por quienes han sabido adaptarse a los nuevos tiempos.

Vaya vd sin ir mas lejos a la enorme librería de una conocida casa comercial en la Gran Vía y más allá de la planta baja donde se exponen las novedades, no verá otra cosa que salas vacías plagadas eso sí de libros que nadie comprará. ¿Tiene culpa el librero de que nadie compre los libros de las plantas superiores? ¿Tiene que obligar a la sociedad a leer pesados libros de filosofía o de estética simplemente para que a él le vaya bien el negocio? Porque no se olvide que estamos hablando de un señor que vende libros en una librería, no de un señor que escribe libros (pues ese es el tema que precisamente no estamos tratando).

Y lo mismo ocurre con el cine. Los precios ya eran caros mucho antes de la subida del IVA y no hubo quejas porque se vivía en aquellos años de bonanza económica donde lo normal parecía ser que los precios siempre subieran para mantener una sensación de estatus. Y un cine, o un teatro, no dejan de ser una sala con sillones y a usted le cobra un precio por dejarle sentarse en ese sillón y entretenerle por un par de horas. Otra cosa muy distinta es lo que usted vea en el teatro. Pero esa es otra cuestión, si bien es cierto que si la programación del teatro no es del gusto del público, éste no acudirá por muy subvencionado que esté. Y precisamente el estar subvencionado hace que ni el dueño de la sala, ni los actores, ni los dramaturgos, se esfuercen por crear nada decente y sigan estancados a medio camino entre el destape y el lenguaje grosero de la movida. Da igual lo que se haga porque siempre estará el estado allí para poner dinero donde sólo hay ruina.

El caso contrario sería un teatro con una programación que realmente case con el público sin dejarse seducir por cantos de sirena de desactualizada intelectualidad. Baste comparar la programación de los teatros de Londres con los de Madrid, mucho menos ambiciosa intelectualmente la británica pero aún así mucho más viable económicamente.

Y ya, por último, los museos. ¿Qué museos se cierran? ¿Eran realmente útiles esos museos o eran meros repositorios de objetos en una vitrina con paneles? ¿Es necesario hacer un museo de cada rincón y oficio de la ciudad? ¿No es ésa la función de los antiguos museos de artes y costumbres, o los museos de artes decorativas? ¿Es realmente beneficioso para la ciudad su musealización o no la acaba convirtiendo en un parque temático? ¿No sería más fácil invertir en la formación del buen gusto del público a través de los medios de comunicación y, sobre todo, de la universidad? Para eso último no hace falta dinero, únicamente voluntad para cumplir unos programas que se han quedado anticuados de tanto defender la modernidad, toda vez que ésta ya ha pasado. Porque eso es lo que se hace en otros países.

Por último, y aunque sea políticamente incorrecto decirlo, el mecenazgo en España no existe porque las élites capaces de mantenerlo deben soportar elevados impuestos, una parte de los cuales va precisamente a "políticas culturales", con lo que a su vez aquel queda anulado. Y es que el estado del bienestar tiene un precio.

Un saludo.

Carlos Osorio. dijo...

Gracias por tu reflexión, Acacia

Carlos Osorio. dijo...

Estimado PimArch:. gracias por tus interesantes reflexiones que solo en parte comparto. No me parece lo mismo un libro que un zapato, ni un cuadro que un reloj. El arte y la literatura tienen la función de mejorar la condición humana y por ello no deben estar solamente a expensas de ese libre mercado que a menudo destruye cuanto halla a su paso. El cine también es arte, señor mío, y por eso no puede permitirse que se destruya impunemente, ni el cine ni los cines. Las librarías no caen por azar, sino porque algunos han decidido no pagar por los libros,y al final quienes nos tenemos que fastidiar somos los que gustamos de ir al cine o de hojear libros en librerías, o de visitar museos que empiezan a tener precios exagerados.Estoy ya harto de idílicas visiones neoliberales que niegan la realidad, y la realidad es que la cultura está siendo atacada.