Santiago, el tabernero veterano de Madrid
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Le pregunto por sus famosísimos callos y el no menos ilustre bacalao rebozado. Me dice que lleva seis décadas preparando callos, siempre los miércoles y jueves. Tanto los callos, como el crujiente bacalao, y también los calamares en tinta, son de toda confianza, con una cuidadosa elaboración artesana que contrasta con la tapa precocinada y precongelada de algún garito a la moderna. Aquí siguen sirviendo chatos de vino de Valdepeñas, el más tradicional entre los vinos de chateo. Hasta hace 14 años el vino lo traían en gruesos pellejos de casi 200 kilos que se guardaban en la cueva. Ahora lo traen en garrafas de una arroba (16 litros) cada una. Santiago recuerda que hace años se reunían aquí albañiles y soladores y alguna peña taurina. Serio, como castellano viejo que es, Santiago es un tío auténtico, de los que nunca dan gato por liebre, de los que con mucho trabajo han puesto en un lugar muy alto el noble oficio de la tabernería.
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fotos: C. Osorio.
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