martes, 18 de junio de 2013

Felipe V: la estatua ecuestre que nunca se colocó



El rey Carlos III convocó un concurso para hacer una estatua ecuestre en memoria de su padre: Felipe V. 
La estatua se colocaría en una plaza madrileña, honrando la memoria de un rey que construyó en Madrid el mejor palacio de la Europa occidental: el Palacio Real.
Entre las esculturas finalistas estuvieron la que vemos en la imagen superior, hecha a escala, en 1780, por Manuel Francisco Álvarez de la Peña.
De la Peña se basó en el diseño de Pietro Tacca para la estatua de Felipe IV (situada en la Plaza de Oriente), y al igual que aquella tiene tres puntos de apoyo, las dos patas traseras y la cola del caballo.



Y esta es la versión en yeso que hizo Robert Michel para el mismo concurso. Michel se inspiró en la estatua ecuestre de Felipe III, tratando de lograr un equilibrio aún más sorprendente, ya que apoya solamente sobre dos patas, siendo necesario un hierro para sujetar la cola (una estatua ecuestre de varias toneladas no podría apoyar únicamente en dos puntos, necesita un tercero)
Pues bien, Carlos III falleció y sus sucesores no encontraron nunca tiempo ni dinero para fundir en bronce la estatua de Felipe V y colocarla en las calles de Madrid. 
Las estatuas acabaron en el Museo de la Academia Bellas Artes de San Fernando, en la calle Alcalá, que es donde las podemos contemplar.

****

Por cierto, ya que hablamos de estatuas ecuestres que apoyan dos, tres o cuatro patas, me gustaría salir al paso de una leyenda urbana muy extendida en la red por el procedimiento del corta y pega. Según esta leyenda, digna de la antología del disparate, el hecho de que un caballo levante una o dos patas nos indicaría que los personajes representados murieron o fueron heridos en combate. Nada más lejos de la realidad. Casi ninguno de los personajes que exhiben su vanidad sobre un caballo de bronce murió en combate. Ya se cuidaban ellos muy mucho de estar bien lejos del frente en las batallas.


Fotos: Urbanity.es.


6 comentarios:

Antonio Iraizoz dijo...

Hola Carlos,
Enhorabuena por la serie ecuestre. Tienes tema hasta el siglo XX y a más de uno de le gustaría perpetuarse en el XXI.
Un abrazo

Anónimo dijo...

No me explico como manteniéndose bien lejos del frente de batalla el Cid Campeador murio en una de ellas. http://commons.wikimedia.org/wiki/File:ElCid.jpg

Es cierto que es un mito urbano, ya que no siempre se cumple, es solo circunstancialmente verdad. Al igual que a los políticos "habitualmente" que se esculpe de pie, y a los artistas y científicos "habitualmente" sentados.

Carlos Osorio. dijo...

Un abrazo, Antonio, gente como tú es la que se merece una estatua ecuestre.
Hola, Anónimo, tienes razón, el Cid tiene estatua ecuestre y murió a caballo, pero más bien estaba hablando de reyes. Gracias por tu aportación.

Don Bernardino dijo...

Asombrado me quedo al enterarme de que hace ya tantos siglos, los reyes, que ejercían todo el poder sin que nadie se atreviera a rechistarles (a excepción de Quevedo y algún otro crápula), convocaran concursos públicos para el diseño de estatuas. Creía que sabía algo de historia, pero desde luego esta noche me acostaré sabiendo una cosa más.

Carlos Osorio. dijo...

Concursos restringidos, pero concursos al fin.

Anónimo dijo...

Gracias, Carlos por decir que la colocación de las patas es un disparate. Estoy totalmente de acuerdo. Estoy cansado de leerlo y me irrita enormemente. Por cierto, he sido profesor de Historia del Arte.