Pedro Franqueza, condenado por corrupción.
Pedro Franqueza y Esteve, Conde de Villalonga, fue secretario y hombre de confianza del duque de Lerma, el valido de Felipe III.
Franqueza, que en nada hace honor a su apellido, ha pasado a la historia como uno de los mayores corruptos de nuestro país.
El duque de Lerma y sus colaboradores infectaron la administración del Estado de prebendas, favores, enchufes y sobres. Todo un complejo sistema de corrupción del que se beneficiaban él y sus partidarios. La pésima administración pública generó una gran crisis que empobreció a la mayoría de la población, naciendo entonces la picaresca como una manera en que los pobres intentaban sobrevivir.
En la imagen superior, el palacio que perteneció al duque de Alba. En un palacete anterior a este, situado en el mismo lugar, en la calle duque de Alba, vivió Franqueza.
A la muerte de Felipe III, Felipe IV y el conde duque de Olivares trataron de sanear el país imponiendo las máximas penas a los corruptos.
Veamos un fragmento del juicio a Pedro Franqueza:
«Aprovechándose de la mano y autoridad que alcanzó con sus oficios, usó mal dellos y de la Real gracia, convirtiéndola en avaros, codiciosos y propios fines, procurando engrandecerse desvanecidamente (...), procediendo en lo demás con escándalo del Real servicio, mala cuenta de sus ocupaciones y nota general del Gobierno.»
Nacido en Igualada (Barcelona) Pedro Franqueza llegó a secretario de los Consejos de Aragón, de Castilla, de la Inquisición y de Hacienda.
En 1609, fue condenado al pago de 1.400.000 ducados, suspensión de sus fueros y prisión perpetua.
Encerrado en una cárcel de León, murió allí en 1614, a los 67 años.
Nos llama la atención que un corrupto en el siglo XVII fuese condenado a pagar un millón cuatrocientos mil ducados (una verdadera fortuna) y además a cadena perpetua.
En aquel momento, los poderes públicos se tomaron en serio el problema de la corrupción.
¿Se lo tomarán igual en los casos que nos ocupan actualmente...?
De nosotros depende.
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