sábado, 10 de septiembre de 2011

Adios a Florita y Conchi



Este verano se nos han ido dos madrileñas encantadoras: Florita Y Conchi, de la taberna Malacatín. Florita a causa de una caída de difícil recuperación por su edad, y su hija Conchi por la larga enfermedad que padecía y a la que se enfrentaba con su eterna sonrisa. Florita era la última tabernera entre los hijos de los Díaz, que se hicieron cargo de la taberna en 1895. Ella instauró los famosos cocidos de esta casa, de fama mundial.
La historia de Malacatín es muy extensa: el documento más antiguo que he localizado es de 1846. Su curioso nombre se debe a un músico ciego que tocaba aquí la guitarra, bastante mal, por cierto, y al que llamaban "mal-la-toca" nombre que derivó en "malacata" y de ahí "malacatín". En su momento ya os contaré más cosas de esta taberna histórica. Afortunadamente, José Alberto, hijo de Conchi, seguirá al frente de una institución gastronómica muy importante en Madrid. Descansen en paz Florita y Conchi, y ánimo y adelante, José Alberto!.


Fotos: El País.


3 comentarios:

Juan dijo...

Qué triste entrada. Vaya desgracia: morir una madre de un accidente, sabiendo que su hija, además, tiene una enfermedad incurable. Lo que nunca morirá será su taberna, que ya es inmortal en la memoria colectiva de los madrileños, casi tanto como La Cibeles. Un par de veces me he dejado caer allí para tomarme el susodicho "coooociditoooo madrileñooooo" que cantaría el legendario Pepe Blanco. Interesante historia esa del ciego del siglo XIX. Una entrada estupenda señor paseante.
Saludos y buen finde.

Ángel de Olavide dijo...

Nunca he tenido la oportunidad de comer cocido en esta antigua taberna de la calle de la Ruda y mira que lo siento. En una ocasión entramos unos amigos y salimos a los pocos minutos despues de ver la decoración tan peculiar que ilustraba el restaurante. Era principios de los 80 pero llamaba la atención. A nosotros no nos apeteció entonces comer bajo la mirada del cuadillo y con la presidencia de tanto banderín de ultraderecha..Eso que me perdí.

Un abrazo Carlos, ya he visto que estos meses de verano te lo has currado a gusto en el blog

Carlos Osorio. dijo...

Saludos Juan. Sin duda Malacatín es uno de los mejores sitios del mundo para comer un cocido madrileño, abundante, exquisito y a un precio muy razonable. Hola Angel. Pues sí, existe todavía parte de la decoración a la que aludes, cosa de otros tiempos, pero cuando conoces la vida de la gente de primera mano, ves otras cosas.