lunes, 25 de agosto de 2014

El caso del caballo Polvorilla



Qué duda cabe que el Madrid de los años cincuenta era muy diferente al actual, y solo en aquel Madrid es posible imaginar una anécdota como la del caballo Polvorilla. 
El dueño de este purasangre, Juan El Pavo, solía venir a las tertulias taurinas de la Cervecería Alemana montando a caballo desde Getafe. Y eso es lo que hizo aquel viernes a mediodía.
Juan El Pavo dejó su caballo en una cuadra de la calle Toledo y se fue tan contento a su tertulia, en la que estaba reunida la flor y nata del toreo, entre ellos los Dominguín y los Ordóñez.
Pasaron las horas y el caballo, que se aburría enormemente, echó de menos a su amo y se fue a buscarlo por los bares de Madrid. Finalmente, dio con él y penetró en la cervecería reclamando algo de beber.
Juan El Pavo pidió que le obsequiaran con medio cubo de cerveza, que el animal disfrutó agradecido, y luego los toreros pidieron ayuda a Polvorilla para rellenar una quiniela.
El caballo indicaba los resultados quinielísticos golpeando el suelo con su pezuña:
un golpe para indicar el uno, dos para el segundo, y tres golpes para el empate.
Lamentablemente, el caballo equivocó los resultados. ¡Sería por la cerveza!


Fuentes: ABC
Cerveceríaalemana.com

3 comentarios:

amparo dijo...

Gracias Carlos, es tan gracioso.

Anónimo dijo...

jajajaaaaaaaaaaa¡¡¡
con tu permiso te lo copio Acabas de chafarle un secreto a mis paternidades responsables que nos aburrian de crias con un"igual que Polvorilla".sin aclaranos procedencia.jaaaaaaaaaaaaahSaludos Acacia.

pedrocrespo dijo...

Aquellas viejas anécdotas de picaresca naturaleza son merecedoras de figurar, para los lectores curiosos, en libros. Lo importante es reír y divulgar chascarrillos de todo tipo en aquella España, y aquel Madrid donde bastaba un caballo osado para dar al periodita osado e imaginativo, material para llenar una pagina y llevar el pan a casa.