Al filo de lo imposible: el cocido maragato
Aleccionados por Jesús Sastre, los miembros de la "Alegre cofradía de la buena mesa y la buena silla" hemos organizado una expedición a Argüelles para intentar meternos entre pecho y espalda un sabroso cocido maragato. Una experiencia límite que requiere un duro entrenamiento previo, a base de ejercicios para agrandar y brear el estómago.
La cita es a las 14:00 en el Bar Finisterre, en la calle de Benito Gutiérrez nº 3.
Ángeles, la cocinera, nos ha preparado (previo encargo) un suculento cocido maragato.
Allí, en la comarca leonesa de la Maragatería, se guisa un cocido muy proteico, ideal para cargar y descargar durante horas bultos de varias toneladas, cosa que durante siglos han hecho, sin rechistar, los briosos arrieros maragatos.
El banquete comienza con unos tomates en ensalada. Enseguida llegan las fuentes con la chacina. Se diría que viene el cerdo completo acompañado por sus parientes próximos junto con alguna que otra vaca y varias gallinas. Entre los seis comensales no logramos comernos la ración de "una" persona. El resto nos lo envuelven para ir comiendo el resto del año.
Luego llegan las fuentes de garbanzos con patatas y la verdura.
Para pasarlo mejor, lo acompañamos de buen pan de pueblo (auténtico) y un rico tinto leonés (yo soy muy de vinos de León) de la variedad Prieto Picudo.
Por último nos traen la rica sopa de fideos.
Los maragatos toman el cocido al revés, lo último la sopa. Se dice que lo hacían de este modo por si había que salir corriendo, por motivos de trabajo o por causas de fuerza mayor, y así la parte más sustanciosa, la carne, ya la llevaban dentro.
De postre, para "desengrasar" unas buenas natillas caseras, café y chupito de orujo.
Tras la comida, la alegre cofradía se dio un paseíto hasta Astorga para ir bajando la comida.
En resumen. Una grata experiencia. Ninguna baja que lamentar.
El bar Finisterre es un agradable bar de barrio, con solo dos pares de mesas, donde se puede comer por encargo el cocido maragato, el botillo leonés, el arroz a la zamorana, el buen embutido de la tierra, etc.
¡Buen Provecho!
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