La calle del Sombrerete




En el siglo XVI, un pastelero madrileño, natural de Madrigal de Altas Torres, afirmaba a quien quería escucharle que él era el mismísimo rey Sebastián de Portugal. Lo cierto es que el rey portugués había  desaparecido en combate en el norte de Africa y se le daba por muerto. Felipe II no tenía ningún interés en que reapareciera nadie que representara a la corona de Portugal, ya que pensaba incorporarlo a su imperio. La muerte del rey Sebastián le venía al pelo para sus planes anexionistas.
Conociendo  el rey que un pastelero fingía ser el monarca portugúes, hizo que la justicia lo detuviera.
Como el hombre no quiso retractarse, sino que porfiaba en su error, le encarcelaron y le condenaron a muerte. 
Según la costumbre, los condenados iban al patíbulo montados en un burro, con las manos atadas y con un sombrero en la cabeza. Una vez ahorcado el infortunado reo, su sombrero voló por los aires y fue a caer sobre el tejado de una casa en un lugar de Lavapiés, y allí permaneció largo tiempo. Este lugar empezó a conocerse con el nombre de calle del Sombrerete.
Esta historia tan truculenta es el argumento de una obra de Zorrilla “Traidor, inconfeso y mártir” 
Otra versión de la historia  dice que el condenado no fue el pastelero sino un fraile portugués que, con intenciones políticas, era quien con mayor ardor defendía la supuesta noticia de que el pastelero era el rey de Portugal.



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