martes, 31 de marzo de 2015

Cierra la "Gran Hojalatería"



Siguiendo con el cierre de comercios centenarios, al que no es ajena la ausencia de medidas que protejan este valioso patrimonio de nuestra ciudad, un comercio muy carismático de la calle Imperial: "La Gran Hojalatería" va a cerrar sus puertas en los próximos días.


Esta tienda de artículos para el la cocina y el hogar se fundó en 1898.
José María Rivas, su propietario, ha conocido los tiempos en que aquí trabajaban 14 empleados que confeccionaban y reparaban cacharros de hojalata.
Desde hace un par de décadas, la tienda se había especializado en artículos para la cocina, siendo uno de los pocos lugares de nuestro país en el que podían encontrar los instrumentos más insospechados para la ayuda del cocinero.


Como vestigio de tiempos pasados conservan varios cacharros de hojalata, como las lecheras y las aceiteras.


Y pueden encontrarse objetos extraordinarios, como barreños de cinc o esta magnífica máquina de fabricar helados.

Fotos: Carlos Osorio.


2 comentarios:

Rafael Martín Moyano dijo...

Pérdida bien dolorosa, dada su especialización que hace de este establecimiento algo muy singular.
Una lástima

Unknown dijo...

Paseando por Madrid, entre el tipismo que la carazterizaba, pequeñas ventanitas te ofrecian riquisimis bocadillos de calamares a 12 pesetas, muñecos manufacturados artesanalmente, tiendas especializadas en ropa de muñecos, hojalaterias que tenian verdaderos tesoro del arte culinario, tascas con sus cascadas de agua que manaba en el que camareros expertos lavaban vasos a toda velocidad mientras te servian un caldo calentito o un chato de vino embocao. Ese era mi Madrid, tipico con solera y sabiduria... me da pena que se pierdan estos comercios. ¿donde buscar ahora, ese aroma de mi tierra?, llena de gentes que no la aprecian pero la exprimen. Ahora es tierra de nadie sugeta a especulación y ansias de poder de politiquillos. ¡Que lástima! Ya sólo queda el recuerdo en la memoria de los que disfrutamos de su sabor y jugamos y corrimos por sus calles camino al colegio o a visitar a tu abuela, la niñez en los jardines de Sabatini, la infancia y la adolescencia, donde alquilar una bici en opera o en rosales era una tarde de diversion.